Sí, ya tengo un mes. El tiempo vuela. Hace tan solo 30 días que estaba peleando por salir de la barriguita de mi mamá, por estar con vosotros. Fué complicado el tránsito. La adaptación al nuevo entorno presentaba unas dificultades que había que vencer. Pero yo me propuse de manera prioritaria dos cosas: debía comer bien y estar tranquilo, dormir bastante.
Así, poco a poco, me he ido poniendo "cachas" y ajustándome a las horas, tanto de sueño como de comida, aunque aún no lo he conseguido del todo.
La cantidad de mis bibes va aumentando y yo, poniendo peso. En la última revisión, ayer viernes, oí que el doctor le decía a mi mamá que yo estaba magnífico, que cumplía todos los hitos correspondientes al primer mes. Oir cosas como esa alimenta mi autoestima y me da ánimos para seguir con mi plan.
Una de las gratas noticias que he recibido en este mes ha sido el nacimiento de Carmen, la hija de los amigos de mis papás Jéssica y José Salas. Es tres semanas más pequeña que yo y también pesó poquito. Pero seguro que se pondrá a comer con alegría y se hará fuerte. Presiento que vamos a ser buenos amigos.
Una de las gratas noticias que he recibido en este mes ha sido el nacimiento de Carmen, la hija de los amigos de mis papás Jéssica y José Salas. Es tres semanas más pequeña que yo y también pesó poquito. Pero seguro que se pondrá a comer con alegría y se hará fuerte. Presiento que vamos a ser buenos amigos.
El domingo pasado nos fuimos a comer a un restaurante de la playa de S. Juan. Nos invitaba mi tía Berta. Mi tia eligió muy bien, pues resultó un placer saborear un buen arroz de rape con almejas, a medio metro de la arena, con la música de las olas de fondo y la paleta de colores del nuestro mar Mediterráneo.
Marta, amiga de mi mamá y de Berta, que había venido de Madrid, alucinaba. Lo pasamos muy bien y comimos de lujo.
Después, nos fuimos al parta de mis abus. Mi papá se puso a jugar con mi hermano Miguel. Se reían mucho. Mi hermano tenía el "petete" en la boca, señal de ganas de dormir. Mientras, yo me ubiqué en los brazos de ami abu. Me cogía con tal suavidad y sigilo, que levanté mi brazo izquierdo como para exclamar : ¡olé que bien estoy!
Cuando se durmió Miguel, vinieron mis papás a hacerme compañía. Estaba tan contento y relajado, tan protegido, que puse cara de embelesado mirando lo guapa que es mi mamá. Hubiera continuado así mucho tiempo.
También he de contaros que mi hermano Miguel se fué de paseo con mi tia Berta. Pasaron por la heladería Azul y se tomaron una horchata. Miguel era la primera vez que tomaba esa bebida. Pero como si lo hubiera hecho muchas veces, cogió la pajita y comenzó a sorber con ganas. Luego vino a casa y me lo contó con tanta emoción que me entraron unas ganas tremendas de hacerlo yo. Pero claro, aún soy muy pequeño. Un besito.
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