Como os decía en el anterior post, tuvimos que volver muy pronto de Piornal porque teníamos que coger el tren hacia Barcelona para allí embarcarnos en un crucero por el Mediterráneo.
Este viaje, organizado por las tías Marina y Mari Lola, nos producía mucha emoción a mi hermano y a mí. La idea de navegar por el mar en un gran barco por primera vez nos llenaba de ilusión. Además, mi hermano soñaba con la posibilidad de avistar alguna ballena "despistada".
Salimos de nuestra casa en Alicante, camino de la estación del tren, arrastrando nuestras maletas. Afortunadamente, tenemos la estación de trenes muy cerca de casa porque vivimos en la Avenida de la Estación. Allí nos encontramos con el resto del grupo; éramos 20, todos de familia.
Llegamos a Barcelona, al puerto, y vimos el gran barco, el Costa Sirena. Nos quedamos boquiabiertos, ¡ era enorme! Más tarde supimos que viajábamos en él unas 5000 personas, contando turistas más tripulación.
¡ Como un pueblo grande y todos juntitos!
Tras hacer una enorme cola esperando formalizar el acceso al barco, logramos subir. Mi hermano y yo estábamos encantados.
Lo primero que hicimos fue mirar el mar desde lo alto, desde la cubierta del barco, y las vistas eran impresionantes.
Luego, llegó el cansancio, y nos quedamos dormidos en brazos de nuestros papás.
Navegamos durante la noche. Al día siguiente llegamos a Marsella . No pudimos desembarcar en Marsella y lo hicimos en Toulon.
La siguiente parada fue en Savona.
También paramos en Civitavechia, para ver Roma. Mis papás imitaron a los personajes del monumento.
También vimos Nápoles y su castillo.
Y llegamos a Palma de Mallorca.
Como era la parada anterior a Barcelona, fin del crucero, aprovechamos para hacer muchas cosas.
Regresamos a Barcelona e iniciamos la vuelta a casa en tren. Ha sido una experiencia muy bonita. Hemos disfrutado en familia de un viaje muy bonito y lleno de sorpresas.
¡Gracias tias Marina y Mari Lola por regalarnos este momento! Un besito.
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